Para ser estudiante de medicina necesitas mucha disciplina, tiempo un buen estomago y es que vas a ver, oler y tocar cosas que muchos no soportarían ni si quiera frente a un televisor, tanto cosas vivas, como muertas, en este artículo te quiero contar mi experiencia como estudiante de medicina, específicamente, MI PRIMERA VEZ CON UN CADAVER.
Cadáveres facultad de medicina mi experiencia
La primera vez fue cuando estaba en 1er año, si bien la universidad donde estudio no tenía habilitados los espacios ni insumos para estas prácticas, logré hacerlo, gracia a amistades con contactos en cursos de anatomía patológica y demás. Luego de muchas conversaciones, favores y demás, conseguí entrar a una de estas clases.
Nada te prepara para ser estudiante de medicina
¿Qué se sintió? En mi experiencia
Lo primero que sientes al entrar a una sala llena de cadáveres, es un silencio incómodo, uno ve cuerpos alrededor, puede decirse que estas “rodeado de personas” pero no están vivas, solo el doctor/profesor, los alumnos y tú. Una vez que el profesor comienza a hablar, se rompe ese silencio, y resulta agradable, a pesar del ambiente.
No era la primera vez que estaba cerca de un cuerpo sin vida, como es de suponer, he ido a velorios, entierros, he visto personas cercanas a mi fallecer, sin embargo, aquí es diferente, no hay ataúd de por medio, no hay vestimentas, y lo más importante, en esta ocasión cortas la piel del sujeto.
Libros VS la vida real
Ser estudiante de medicina en lo teórico le resulta fácil cuando te acostumbras a leer cientos de textos, no importa que tantos libros de anatomía hayas leído, ni que tanto hayas estudiado, en cuanto ves dentro del cuerpo, resulta confuso distinguir claramente los órganos, aquí no hay colores brillantes, no hay texto, no hay esquemas, no se sienten hojas de papel como en un libro; es carne, huesos, y demás tejidos.
El olor por supuesto no es nada agradable, y las texturas mucho menos, los primeros minutos son muy desagradables de hecho, al rato es que te acostumbras y comienzas a disfrutar de la experiencia, pierdes el miedo, haces cortes, examinas los tejidos, haces preguntas, ponen a prueba tus conocimientos.
Nunca falta por supuesto la persona que casi se desmaya, el que quiere retirarse del lugar, el que disfruta más de la cuenta, todo es normal, cada quién piensa y actúa distinto. Pese a todo, la experiencia es inigualable, y cuando está por terminar, desearías poder quedarte un rato más y seguir aprendiendo, ese día te vas a casa pensando en todo lo ocurrido, y claro, se lo cuentas a todo aquel que puedas, te sientes orgulloso de lo que hiciste, y deseas repetirlo.